Manejar tus emociones frente a las circunstancias que te tocan

Mi nombre es Sandra.

He llevado una vida sana, activa, comida saludable, actividad física, evitando químicos y otras sustancias que fui descubriendo a lo largo de mis estudios y lecturas que resultaban dañinas al cuerpo.

Llevaba mi vida diaria con cierta ligereza y una sensación de saber que siendo tan saludable tendría el control de mi “salud”.

Al casi cumplir mis 59 años me descubro un nódulo en el pecho derecho que me llevo de inmediato a estudios y así empezó esta nueva etapa de vida.

Así es, luego de estudios se declaró ser cancerígeno, un término que no llegaba a integrar en mí.

Esto no podía estar pasando, era un enorme error…. Hasta le dije al médico, que no pensaba hacer nada al respeto y que gracias por su atención.

En casa, tranquila… me dije “¿esto te acaba de pasar a vos?” y así empecé a ver cómo iba a llevar adelante esta situación.

Decidí que todo debía ser en etapas, que me dejaran integrar de a poco la información y que a su vez me dieran el tiempo de acompañarlo con terapias alternativas.

Los estudios los hice con mucha calma; dándome el tiempo que necesitaba para informarme de resultados antes de pasar a otros estudios más intensos. Esta calma era poco entendida por mi alrededor.

Cuando todos los estudios estuvieron terminados, decidí hacer 2 consultas a otros hospitales y así ver que se me proponía y tener las riendas de lo que se hiciera.

Opté sin dudar por el tercer hospital y por su propuesta.

Luego de la operación y al estudiar el tejido, otra información que se sumaba “debía pasar por quimioterapia”. Esto sí que no estaba en mi mente.

Me costó integrarlo y aceptarlo. Pero decidí seguir el protocolo como era indicado, solo que volví a consultar con los otros hospitales y decidí seguir la opción que me parecía más apropiada y menos invasiva.

Paralelamente, el seguimiento con mi homeópata y mi nutricionista que fueron los pilares perfectos para llevar adelante el tratamiento.

Integre charlas de Biodecodificacion y otras terapias para entender el significado emocional de esta etapa.

Por mi lado decidí que esta aventura sería una más y que no necesitaba agregarle “Drama”.

Así fue, empecé a preparar mis cascos fríos de gel para mantener el cabello, me compre un congelador en segunda mano, prepare mis aceites esenciales, mis tisanas depurativas, mis arcillas, geles y todo lo que se iba integrando a mi nutrición según mis guías.

Integré baños de sales luego de la sesión para limpiar por osmosis el producto químico.

Con mucho orgullo puedo decir que la atravesé sin mayores efectos secundarios, siempre escuche a mis guías tanto exteriores como interior. Así pase 6 meses con una vida casi normal, si claro a veces más cansada, pero me motivaba para salir de la cama, vestirme y salir a caminar, a veces el paseo era corto otras veces caminaba unas 2 horas…

La inmensa felicidad luego de los 6 meses de quimio fue increíble, mi amiga me armo una comida sorpresa con amigas y mis hijos. Mucha emoción, y mucho orgullo.

Luego comenzó la radioterapia, la cual seguí rigurosamente todos los días “5 de 7”, durante un mes.

Cambie los horarios para el fin del día así podía ir a mi clase de gimnasia todos los días y no sentir cansancio …. y si lo sentía ya era la noche. Cuando el clima se prestaba iba y volvía caminando de la clínica, o sea una hora de caminata más al día.

Sí que se siente que el cuerpo sufre, con quemaduras, y hasta llagas, pero esto es pasajero, decidí seguir atravesando la experiencia con gran fuerza y coraje, sin integrar tragedia a mi situación.

Hoy puedo decir que todo sirvió y mucho, todas las terapias alternativas paralelas, pero sobre todo la fuerza interior de cada uno, esa confianza en el ser, y sobre todo en que no controlamos nada en la vida, y que lo que nos hace sentir mejor es la FE.

Realicé visualizaciones, terapia de sonido, terapia de respiración en cada una de las quimioterapias y de radioterapia.

Tenía como hábito sacarme una foto con mis cascos fríos y vestida casi de esquimal para soportar el frio del cabello, manos y pies, y mandarla a mis amigas y familia.

Siento que hasta el cuerpo médico se asombraba de mi buen humor, de mi energía, y mi optimismo.

Decidí que lo viviría sin drama y así hice y esto creo que es la clave de los resultados, y sabiendo que la última palabra la tiene Dios.

Que no controlamos nada, pero si podemos controlarnos a nosotros mismos, mimarnos.

Esta situación me dio una perspectiva nueva de mi vida, una confianza increíble que jamás había sentido, pues si puedo atravesar esto con tanta fuerza, puedo atravesar cualquier situación que se presente.

Nos da la posibilidad de ver nuestra propia vida y comenzar a agradecer cosas muy simples. No es que antes no lo hacía, pero no de esta manera. Una perspectiva tan diferente que creo que no se puede explicar.

Vivir una vida con ligereza y felicidad… si bien aún llegan momentos de duda, tristeza, preocupación y miedo, pero no se quedan allí… pasan.

Lo importante es poder seguir este camino apoyando a otros que se encuentren allí y acompañarlos para que puedan atravesarlo lo mejor posible.

Yo sigo mis estudios y mis controles con confianza.

Dios me acompaña.

Tengo fe.